martes, 11 de agosto de 2015

UN CAMBIO VERDADERO

GNOSIS
UN CAMBIO VERDADERO
Por: samael aun weor

El objeto de la observación es realizar un cambio dentro de nosotros mismos, promover un cambio verdadero, efectivo...

Una vez que nos hemos puesto, dijéramos, diestro en la observación de sí mismos, entonces viene el proceso de eliminación.

De manera que hay, propiamente, tres pasos en esta cuestión:
Primero, la observación; segundo, el juicio crítico, y tercero, la eliminación de tal o cual yo psicológico.

Al observar un yo, debemos ver cómo se comporta en el centro intelectual, de qué manera, y conocerle todos sus “juegos” con la mente; segundo, en qué forma se expresa a través del sentimiento, en el corazón; y lo tercero, descubrir su modo de acción en los centros motor, instintivo y sexual.

Obviamente, en el sexo, un “yo” tiene una forma de expresión, en el corazón tiene otra forma, y en el cerebro otra.

En el cerebro, un “yo” se manifiesta a través de la cuestión intelectual: razones, justificaciones, evasivas, escapatorias, etc., etc., etc.; en el corazón como un sufrimiento, como afecto, como un amor aparentemente muchas veces (cuando es cuestión de lujuria), etc., etc.; y en los centros motor-instintivo-sexual, tiene otra forma de expresión, como acción, como instinto, como impulso lascivo, etc., etc..

Por ejemplo, citemos un caso concreto: lujuria.

Un “yo” de lujuria, ante una persona del sexo opuesto, en la mente puede que se manifieste con pensamientos constantes; podría manifestarse en el corazón como un afecto, como un amor aparentemente puro, limpio de toda mancha, hasta tal grado, que podría uno perfectamente justificarse y decir: “pero bueno, yo no siento lujuria por esta persona, yo lo que estoy sintiendo es amor”...

Pero si uno es observador, si le pone mucho cuidado a su máquina y observa al centro sexual, viene a descubrir que en el centro sexual hay cierta actividad ante esa persona; entonces viene a quedar evidenciando que no hay tal afecto, o el amor, dijéramos, no hay tal amor por esa persona, sino que lo que hay es lujuria...

Pero, vean cuán fino es el delito: la lujuria puede perfectamente disfrazarse, en el corazón, con el amor, componer versos, etc., etc., pero es lujuria disfrazada...

Si uno es cuidadoso y observa esos tres centros de la máquina, puede evidenciar que se trata de un “yo”; y ya descubriendo que se trata de un “yo”, habiéndole conocido sus “manejos” en los tres centros (o sea, en el intelectual, en el corazón y sexo), entonces procede una a la tercera fase.
¿Cuál es la tercera fase? ¡La ejecución! es la fase final del trabajo: ¡ejecución!

Entonces tiene uno que apelar a LA ORACIÓN en el trabajo.

¿Qué se entiende por “oración en el trabajo”?

La oración en el trabajo debe ser hecha sobre la base de la íntima recordación de sí mismo...

En alguna ocasión dijimos que hay cuatro niveles de hombres, o cuatro estados de conciencia, para ser más claro.

Un primer estado de consciencia es el del sueño profundo e inconsciente de una persona, de un que dejó el cuerpo dormido en la cama.

Un segundo estado de consciencia es el del soñador que ha regresado a su cuerpo físico, y que cree que está en estado de vigilia.

Si una persona, si estos dos tipos de personas, los que se encuentran, dijéramos, en estado de inconsciencia profunda o aquellos que siguen soñando y tienen su cuerpo activo para los sueños, hacen oración, pues de semejantes dos estados tan infrahumanos, no pueden resultar sino estados negativos: la naturaleza responde...

Por ejemplo: un inconsciente, un dormido hace oración para consumar un negocio, pero puede que sus “yoes”, que son tan innumerables, no estén de acuerdo con lo que él está haciendo; porque es tan sólo uno de los “yoes” el que está haciendo la oración, y los otros no han sido tenidos en cuenta; a los otros puede que no les interese tal negocio, que no estén de acuerdo con esa oración y pidan en la oración exactamente lo contrario para que ese negocio fracase, porque no están de acuerdo.

Como los otros son mayoría, LA NATURALEZA CONTESTA con sus fuerzas, con un aflujo de fuerzas y viene el fracaso del negocio; eso es claro.

Entonces, para que la oración tenga un valor efectivo en el trabajo sobre uno mismo, pues tiene uno que colocarse en el tercer estado de conciencia, que es el de la íntima recordación de sí mismo, es decir, de su propio ser...

Sumergido en MEDITACIÓN PROFUNDA, concentrado en su Divina Madre interior, le suplicará que elimine de su psiquis, que aparte y elimine de su psiquis, aquel “yo” que quiere desintegrar.

Cuando ya se ha vuelto polvo, la consciencia que estaba metida, embotellada, embutida dentro de ese “yo”, queda liberada; entonces la luz habrá aumentado, es un porcentaje de luz que queda libre; así procederemos con cada uno de los “yoes”...

El trabajo es largo y muy duro; muchas veces cualquier pensamiento negativo, por insignificante que éste sea, tiene por fundamento un “yo” antiquísimo.

Ese pensamiento negativo que llega a la mente, nos indica que de hecho, hay un “yo” detrás de ese pensamiento y que ese “yo” debe ser extirpado, erradicado de nuestra psiquis.

Hay que estudiarlo, conocerle sus “manejos” y ver cómo se comporta en los tres centros: en el intelectual, en el emocional
(y hablando en síntesis), en el motor-instintivo-sexual; ver de qué manera trabaja en cada uno de éstos tres centros; de acuerdo con su comportamiento, UNO LO VA CONOCIENDO...

samael aun weor


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