LA TALIDAD
Por:
samael aun weor
Mucho más allá del "vacío
iluminador" y de la maquinaria de la relatividad, existe la “talidad” esto
es “la totalidad”.
“El vacío iluminador es el
vestíbulo de la talidad”.
“Quien experimenta el vacío
iluminador, si no regresa aterrorizado entra en la “talidad”.
Retrocede
el místico aterrorizado ante el “vacío
iluminador” cuando jamás ha pasado por la aniquilación buddhista.
En el océano de la luz increada
el “no ser” es el “real ser”.
Se es realmente lo que uno cree
que no es.
Ser algo que uno cree que no es,
es ser realmente.
¿Si todas las cosas se reducen a
la unidad, la unidad a que se reduce?
¡Incuestionablemente la unidad se
reduce a todas las cosas!
Decir esto en forma enfática,
resulta cosa fácil, comprenderlo es un poco más difícil, más no imposible.
Sentirlo, experimentarlo
directamente, vivenciarlo es casi imposible...
Quienes alguna vez han pasado por
tal experiencia mística, saben lo que es “el vacío iluminador”.
Solo esos, los pocos, conocen
directamente eso que está más allá del cuerpo, los afectos y la mente, eso que
es la verdad.
Afirmar intelectualmente que
somos el árbol, el pájaro que vuela, el pez, el sol, los soles, resulta muy
fácil.
Identificarnos con el árbol, con
el pájaro, con el pez, con el sol, con los soles, en estado de éxtasis y luego
sentirnos siendo todo eso, resulta muy sencillo y al alcance de cualquier
místico iluminado, es sencillísimo.
Ser realmente el árbol, el
pájaro, el pez, el sol, los soles, resulta casi imposible, es “sunyata” la
experiencia del “vacío iluminador”.
Para comprensión de nuestros
lectores diremos que una cosa es identificarse con el árbol y otra muy distinta
ser el árbol.
En “sunyata” experiencia directa
del vacío iluminador, se es realmente el árbol, el pájaro, el pez, el sol, los
soles, el mundo, los mundos, todo lo que es, ha sido y será.
Cuando se tiene “ego” la esencia
regresa como la lámpara de Aladino a la botella, el interior del ego.
Así se pierde el “sunyata”, la
experiencia mística de lo real.
Es precisamente en “sunyata”
cuando se experimenta directamente eso que es la verdad.
La esencia en “sunyata” se mueve
libremente en el seno del “vacío iluminador”.
La gota se sumerge entre el
océano de aquello que nadie entiende.
Lo que es realmente nunca es
entendido por aquellos que viven en el tiempo.
Eso que experimenta la esencia,
aterroriza espantosamente al ego, ser todo y no ser alguien resulta espantoso
para quienes retroceden en la “aniquilación buddhista”.
La autentica felicidad del ser
horroriza al ego.
En “sunyata” existe un elemento
que transforma radicalmente.
Quien alguna vez ha experimentado
el “sunyata” trabajara intensivamente sobre sí mismo, sin desmayar jamás.
En el “vacío iluminador” se
siente lo que nunca se puede expresar con palabras.
eso que se siente en el ser causa
dolor al ego.
El ser y el ego son incompatibles.
Son como el agua y el aceite
nunca se pueden mezclar.
En “sunyata” la gota se diluye
más y más entre el gran océano... Se extiende terriblemente.-
¿Adónde nos llevara?
Aúlla el huracán entre las
gargantas de las montañas, el mar azota la playa, se estremece la tierra en sus
intimidades...
Todo esto no son sino incidentes
pasajeros, vanos aleteos, ligeras vibraciones que se pierden entre eso que está
más allá del cuerpo, los afectos y la mente.
En el gran océano se diluye, la
conciencia extendiéndose aterradoramente; es río, es mar y mucho más que todo
eso.
Toda esa profundidad es
terriblemente divina; océanos sin orillas...
Los Dioses son tan solo olas de
luz entre el océano profundo de eso que no tiene nombre.
La conciencia superlativa del
ser, se extiende, se amplía aterradoramente y presiente que al fin ha de
perderse en algo aún más profundo...
Si el ego no existiera, toda
posibilidad de terror sería algo más que imposible.
Desgraciadamente el ego, aún
existe y teme a la aniquilación buddhista.
Es precisamente el “mi mismo”
quien transmite su pérfida vibración a la conciencia superlativa del ser.
Entonces el místico exclama (y
yo, entonces... ¿qué será de mí?
Teme el místico dejar de
existir... se horroriza... sabe que ha de perderse en la “talidad” (la
totalidad).
Así es como se pierde el satori,
el éxtasis, el shamadí, y se vuelve al interior del “mi mismo”.
Cuán pocos resisten con éxito el
sunyata buddhista.
En realidad la talidad está mucho
más allá del universo, de la relatividad.
incuestionablemente “la talidad”
está también muchísimo más allá del vacío iluminador.
La maquinaria universal de la Relatividad y su opuesto, el vacío
iluminador, son tan solo los opuestos de eso que es y sin embargo no es.
“La talidad” es la síntesis de
esos opuestos, aquello que existe más allá de toda posible existencia.
Indubitablemente aquello que
existe más allá de toda posible existencia, es realmente eso que no es
absolutamente para la mente.
“El vacío iluminador” es tan solo
el vestíbulo de la sabiduría; tú lo sabes.
Quien esto escribe experimentó
por tres veces consecutivas el “vacío iluminador”; ahora parla porque...
samael aun weor
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