GNOSIS
EL
GRANDIOSO PODER DE LA QUIETUD MENTAL
Por:
samael aun weor
Hace ya muchos siglos
estuve yo reencarnado en la China, durante la época histórica de la Dinastía
Chou. Entonces me llamé CHOU LI y estuve afiliado a la orden del Dragón
Amarillo.
El Logos Bendito me
ha ordenado enseñarle a la humanidad de esta época, las SIETE JOYAS DEL DRAGÓN
AMARILLO.
Las iré enseñando
conforme vaya encontrando elementos que las comprendan.
He ahí pues el punto
difícil de la cuestión...
En aquella edad, los
ascetas, dentro de la sala de Meditación, trabajábamos intensivamente.
Entonces, sabíamos
muy bien, que existen 49 niveles subconscientes en la mente.
Queríamos todos llegar
a la quietud y al silencio absoluto de la mente.
Nos preocupábamos
intensivamente por experimentar el vacío iluminador, Y no ignorábamos, que
“para poder subir hay que bajar, y que a toda exaltación le precede siempre una
terrible y espantosa humillación”...
Esto de que llevar la
mente a la quietud y al silencio, suele ser, realmente, mis caros hermanos,
bastante difícil.
No se trata de poner
mente en blanco, como suponen algunas gentes superficiales; la cosa va más
lejos...
De qué serviría, por
ejemplo, que diésemos la orden a este grupo de poner Mente en blanco, y que
luego exclamarán los hermanitos para sus adentros: “¡Ya tengo la Mente en
blanco!”
Eso sería
verdaderamente estúpido, ¿verdad?
No sería inteligente.
Llegar a la quietud y
silencio de la Mente es algo muy distinto, a lo que se llama “Mente en blanco”.
Se requiere, ante
todo, trabajar en 49 Niveles Subconscientes.
Es bastante difícil,
¿verdad?
Téngase en cuenta,
que dentro de cada uno de nos, dentro de nuestro mismo cuerpo planetario,
tenemos una suma de agregados psíquicos inhumanos.
Estos controlan
completamente al organismo y se suceden unos a otros.
Ahora se explicaran,
cada uno de ustedes, por qué motivo el “animal intelectual” equivocadamente
llamado “Hombre”, cambia a cada instante a cada momento:
Aquél que hoy jura
amor eterno a la Gnosis, mañana es desplazado por otro que nada tiene que ver
con tal juramento.
Aquél que jura amor
eterno a una mujer, más tarde es desplazado por otro agregado inhumano que nada
tiene que ver con dicho juramento, y entonces, el sujeto se retira.
Lo que hoy pensamos,
mañana no es lo mismo; hoy tenemos una idea mañana otra.
Conforme los
distintos agregados psíquicos inhumanos van controlando la máquina del “animal
intelectual”, va pasando por distintos cambios.
Ésa es la cruda
realidad de todo esto.
Así pues, el “animal
intelectual” es una máquina, que ahora la controla un determinado agregado y
que al rato, y más tarde otro.
No hay, pues, en el
“animal intelectual”, un individuo responsable.
No está de más
recordarles, que tales agregados personifican a nuestros defectos de tipo
psicológico; y son tantos los defectos que “aunque tuviéramos gargantas de
acero y mil lenguas para hablar, no alcanzaríamos a enumerarlos a todos
detalladamente”.
Llegar, pues, a la
quietud y silencio de la Mente, obviamente, es difícil, ¿verdad?
Se trata de que todos
los agregados psíquicos inhumanos se queden quietos.
¿Y creen ustedes que
ésa es tarea fácil?
Supongamos que
logremos aquietarlos en el Nivel meramente Intelectivo; eso no sería todo, eso
no sería suficiente como para llegar al SATORI Budista; eso no sería suficiente
como para llegar a experimentar el TAO; y eso no sería suficiente como para
llegar a vivenciar, en sí mismo, el Vacío Iluminador.
Así pues, el trabajo
es, repito, dispendioso: se necesita lograr aquietar a la Mente en todos y cada
uno de los 49 Niveles.
Mas cuando hablo de
Mente hay que saber entender, porque existe el craso error de suponer, que el
“animal intelectual” equivocadamente llamado “Hombre”, tiene ya una mente
individual, un manas concreto, completamente organizado; y eso es absolutamente
falso.
El “animal
intelectual”, el bípedo tricerebrado o tricentrado no tiene mente individual;
tiene mentes, y eso es diferente.
Cada uno de los
agregados psíquicos inhumanos que hay adentro es, ciertamente, una mente por sí
misma.
Así pues, son
millares las mentes que posee el humanoide.
Pero voy a llevarlos
a algo concreto, a que me lo entiendan bien: Cuando ustedes han jurado amor a
alguien, lo han hecho sinceramente, ¿verdad?
Sin embargo, no los
creo tampoco unos santitos.
Algunas veces puede
que no lo hayan hecho tan sinceramente, pero lo juraron; sea como sea lo han
jurado: ¡Amor eterno!
En ese momento
ustedes se han sentido ustedes; en ese momento ustedes han podido decir: “Yo te
amo, yo te juro amor eterno”, etc., etc.
Pero y después, ¿qué
tal?
Cuando ya ése que
juró ha sido desplazado, por otro agregado psíquico que no tiene velas en el
entierro, ¿en qué quedó el juramento, las palabras de amor?
Pero cuando el que
juraba, juraba, se sentían ustedes siendo ese Yo que juraba; y podrían en ese
instante asegurar que no había ningún otro Yo que jurara.
Se sentían ustedes el
último de los Yoes y el primero de los Yoes, y el auténtico y el legítimo; más
después se han convencido de que, aquél que juraba, no era uno sino de los tantos
yoes, ¿verdad?
Ése que pensaba
tantas maravillas cuando juraba, no es el mismo que después desplazó a ése; no
es el mismo que después juro amor a otra persona diferente; no es el mismo y
nada tiene que ver con tal juramento.
Sin embargo en
aquella ocasión, el que juraba, juraba y pensaba a su modo.
Entonces, es obvio
que tenemos muchas mentes, ¿verdad?, que no existe una mente realmente
Individual, que hay que crearla (eso es otra cosa).
Y es obvio que se
pueden crear mediante la transformación del hidrógeno sexual si-12.
A base de incesantes
transmutaciones, puede uno darse el lujo de crearse una mente Individual para
su uso personal.
Pero las gentes
normalmente no tienen una mente individual.
Cada uno de sus
agregados psíquicos (o en otros términos, cada uno de sus yoes), tiene su mente
propia.
Así pues, el “animal
intelectual” tiene muchas mentes.
Piensen en lo que es
aquietar a tantas mentes, y llevarlas al silencio completo y en 49 Regiones.
¿Creen ustedes que es
cosa fácil? Es difícil, ¿verdad?
Dentro de cada uno de
esos agregados psíquicos, o mejor dijéramos, dentro de cada una de esas mentes,
está embotellada la esencia, la conciencia.
Urge desenfrascarla,
desembotellarla, emanciparla, para que pueda experimentar, por sí misma, el
Vacío Iluminador.
Entonces hay que
hacerlo, ¿cómo?
En aquel tiempo
(durante la Dinastía Chou, en China), nos ayudábamos con un instrumento
musical, muy especial.
Desgraciadamente ese
instrumento ha desaparecido.
Tal instrumento daba
las 49 notas musicales (en síntesis forma el sonido nirioonosiano del universo.
El músico, el
artista, el que ejecutaba, con aquel instrumento hacía resonar cada nota por
separado.
Cuando vibraba la
nota correspondiente al Segundo Departamento Subconsciente, nosotros, trabajábamos
entonces en ese Segundo Departamento.
Y cuando hacía
resonar la nota que correspondía al Tercer Departamento del Subconsciente,
trabajábamos con el mismo; y cuando hacia resonar la nota 20, trabajábamos con
tal zona; y cuando llegaba a la Región 49 (con la última de las notas),
realizábamos el último de los trabajos, y la Mente quedaba quieta y en profundo
silencio.
Es decir, primero
bajábamos antes de subir.
Así los 49 Niveles
quedaban absolutamente quietos; si la Mente en 49 Regiones quedaba en suspenso,
obviamente, la Esencia se desenfrascaba, se emancipaba; y libre de toda clase
de ataduras penetraba en el Vacío Iluminador.
Es bueno que ustedes
sepan, que ése es el mismo santo okidanock, Omnipenetrante, Omnisciente,
Omnicomprensivo.
Si en ese Vacío
Iluminador están en las Leyes de la Naturaleza, entonces aquí, en este Mundo
Físico, sólo vemos sucesión de causas y efectos.
Pero las Leyes en sí
mismas, las Leyes de la Naturaleza, solamente podremos descubrirlas, tal cual
son, en el Vacío Iluminador.
Aquí no vemos las
cosas, como verdaderamente son, pero en el Vacío Iluminador, conocemos las
cosas en sí mismas, “la cosa en sí”, como dijera el gran Filósofo de
Königsberg, Don Emmanuel Kant..., “la cosa en sí”...
En el Vacío, la
Esencia percibe con las facultades propias del Ser; y todo lo que percibe es
transmitido a la humana Personalidad.
Resulta interesante
saber, que en tales momentos, los centros motor y emocional se unen con el
intelectual para tornarse receptivos.
Entonces aquello que
la Esencia (en sí misma), está experimentando en Eso que es lo Real, en Eso que
está mas allá del tiempo, en Eso que está mas allá del cuerpo, de los afectos y
de la Mente, viene hasta la humana Personalidad, hasta el Centro Intelectual...
Y al pasar el éxtasis,
el Satori de los Santos, el Samadhi, al regresar la Esencia al cuerpo físico,
al cuerpo planetario, los recuerdos todos quedan, pues, en la Mente, en el
entendimiento.
El problema para
llegar, pues, a experimentar Eso que es lo Real, para llegar a vivenciar lo que
es el Vacío iluminador, está precisamente en saber aquietar la Mente, en
saberla llevar al silencio.
Obviamente, se
empieza el trabajo en actitud receptiva; van viniendo al entendimiento
distintos recuerdos del Ego: Pasiones, traiciones, afectos, apegos, tragedias,
etc., y hay que irlas comprendiendo punto a punto; hay que ver, observar,
comprender...
Cuando la procesión
termine, quedará quieta la Mente en el Nivel Intelectivo.
Entonces, un nuevo
esfuerzo nos hará descender a la Segunda Región del Subconsciente; nuevas
escenas se van vivenciando, nuevos recuerdos, etc.
Trabajar se hará
indispensable, necesario, hasta comprender cada una de esas representaciones, y
conseguir la quietud y el silencio de la Mente.
Un tercer esfuerzo
nos llevará a la Tercera Región Subconsciente y por ese camino vamos
descendiendo por una gradería, dijéramos, simbólica, de 49 pasos, hasta
conseguir la verdadera quietud, el auténtico silencio.
Si creemos nosotros
que ya llegamos a la quietud, y sin embargo, no adviene nada nuevo, es por que
no hemos llegado.
En ese caso tenemos
que descender en nuestros propios Infiernos Atómicos y retar a la Mente y
recriminarla.
Primero hay que
hacerle comprender, mas si no entiende, hay que recriminarla, retarla,
obligarla a obedecer. (En esta palabra “Mente”, estoy sintetizando a todas las
mentes juntas, a todo eso que constituye el mí mismo).
Si se consigue la
verdadera quietud de fondo, en las 49 Regiones Subconscientes, el Éxtasis será
inevitable, vendrá el SATORI.
En tales momento,
sumergidos en el Gran Vacío Iluminador, sentiremos como si la gota se hundiera
en el océano y el océano en la gota.
La Conciencia se irá
expandiendo cada vez más, como se expande una gota de agua cuando cae en el
mar... ...cada vez más profundas.
Sentiremos ser el ave
que vuela; el arroyo cantarín que se desliza entre su lecho de rocas; la
florecilla movida por el viento; el árbol solitario que crece en la llanura; el
cometa que se desliza veloz como una gota de fuego cayendo en un abismo sin
fin; la Luna que rota alrededor de su centro de gravitación; el átomo, y la
molécula; el ave que ensaya el vuelo al amanecer; el Sol que nace en el Oriente
y que después se oculta entre su lecho de fuego, en el Occidente.
Todo sentimiento de
separatividad desaparecerá.
Vivimos, por decirlo
así, entre un océano de Luz que no tiene orillas.
La Conciencia se
expandirá cada vez más y más y más.
Algunas olas se
destacarán entre ese océano de infinita variedad de colores: los Dioses
Santos...
Pero como la conciencia
tiende a expandirse cada vez más entre el gran vacío, entre el santo okidanock,
viene el terror y se pierde el samadhi, el éxtasis.
Es necesario
prepararnos con anticipación para no llegar a sentir tal terror; es conveniente
eliminar el Yo del miedo con anticipación, para jamás llegar a temer.
Porque sería
lamentable perder el Samadhi, el Éxtasis.
Si no hay temor
vendrá un cambio trascendental.
Encontraremos que ese
gran vacío iluminador, ese santo okidanock, tiene un centro de gravitación, un
centro gravitacional, que no es otro, sino el sagrado sol absoluto, el sagrado
absoluto solar, del cual emana, realmente, el santísimo okidanock,
omnipenetrante, omnisciente y omnimisericordioso.
Luego vendrá lo
maravilloso: Convertidos en él, o fusionados con el ain soph paranishpanna (que
no es sino la estrella atómica interior que siempre nos ha sonreído), viviremos
dichosos en el radiante sol espiritual de la media noche. y será allí,
precisamente allí, en donde entremos a conocer la verdad final y no en ninguna
otra parte.
En ese gran sol
absoluto se dice que el tiempo es 49 veces más rápido que en este mundo.
Los invito a
reflexionar...
Es claro, mis caros
hermanos, que aquí el tiempo es 49 veces más lento, ¿por qué? porque existen 49
departamentos subconscientes y el tiempo es completamente subconsciente,
subjetivo.
Cuando afirmo que es
49 veces más rápido en el Sagrado Sol Absoluto, obviamente, entonces en el Sagrado
Sol Absoluto no hay tiempo, ¿verdad?
Porque si aquí es 49
veces más lento, y luego sucede que en el Sagrado Sol Absoluto le quitamos 49,
queda cero, ¿verdad? (Hablo de cálculos).
Entonces en el
sagrado sol absoluto, ciertamente, no existe el tiempo.
Allí el pasado y el
futuro se hermanan dentro de un eterno presente.
Allí vemos al universo
íntegro, con todas sus famosas edades, como un eterno instante.
Y esto es algo
extraordinario.
Ciertamente en este
mundo físico somos víctimas de maya (la ilusión).
samael aun
weor