PENSAR MÁS INTERIOR
PARTE I
Cuanto más interior
se vuelva el Trabajo Psicológico, tanto más vemos en el.
Donde veíamos una
sola cosa, ahora vemos varias.
Este desarrollo de la
comprensión se debe a que obran más partes interiores de los centros.
Las partes externas
de los centros —esto es, las partes denominadas motoras o mecánicas— reciben
las ideas del Trabajo de un modo general y superficial.
No ven que cada idea
contiene muchas cosas que, vistas a la distancia, parecen ser una sola cosa.
Así la gente suele
decir: "Fulano habló y vi una o dos cosas de manera completamente
nueva".
Esto es lo que tiene
que suceder si el Trabajo fue captado por el consentimiento interior, que
depende de la valoración.
Pero no puede llegar
a ser una experiencia si falta el consentimiento interior, porque el movimiento
hacia lo interior es bloqueado por la falta de consentimiento.
Cuando una cosa se
abre en más cosas y sigue acrecentándose, así la inteligencia del Trabajo crece
en una persona.
Tal vez piense que se
debe a su inteligencia.
En todo caso, cuando
ve en la práctica la significación que tienen las ideas capaces de desarrollar
al hombre interior —esto es, la enseñanza esotérica— cabe compararlas con una
pequeña semilla que crece hasta transformarse en un gran árbol, o con el
surgimiento de una fuente de agua viviente.
Pero suele suceder
que una persona que oye otra manera de contemplar una de las ideas cree que es
una contradicción o se ofende.
No hay, desde luego,
contradicción en abrir una cosa y descubrir cada vez más partes componentes que
están dispuestas en un todo; y sentirse ofendido es una señal de una mente aun
gobernada por la envidia.
Es necesario que al
principio se vea el Trabajo de cierto modo.
Más tarde, si lo
valoramos por ser distinto de los valores de vida, lo vemos de otro modo.
Luego otra vez, de
otro modo, y así sucesivamente sin llegar al fin.
Por eso nunca se
puede conocer el Trabajo tal como a veces se lo imagina, del mismo modo que no
se puede conocer el arte.
Y con cada nueva
introspección, en nosotros lo interior o esencial se desarrolla hacia los
inagotables significados de los Centros Superiores; y lo que éramos, y
tomábamos como nosotros mismos, se vuelve cada vez menos valioso, y cada vez
más remoto para nuestra conciencia.
Todo ello es difícil
o imposible para una mente rígida, literal, formatoria.
PARTE II
Todo lo que vemos es
causado por algo o de otro modo no podría existir.
Vivimos en un mundo
de efectos.
El mundo fenoménico,
el mundo tal como se ve, con todos sus objetos de diferentes formas y colores,
es un mundo de efectos.
Las causas de esos
efectos no son visibles.
Están tras los
efectos.
No son inmediatamente
evidentes a los sentidos.
Pero pueden llegar a
serlo a la mente.
La conexión entre
causa y efecto es un misterio, porque la causa y el efecto están en diferentes
niveles.
Ahora bien, es claro
que es necesario pensar acerca de la causa de una rosa —esto es, emplear la
mente—.
Por ejemplo, en una
historia de detectives, hay un muerto.
Este es un efecto
evidente a los sentidos.
Pero la causa no es
evidente de la misma manera.
Solo el empleo de la
mente lo revelara.
Esto es, el plano o
nivel de las causas es diferente de los efectos producidos por ellas.
Y aquí, desde luego,
prosperan y florecen infinitos errores, porque los efectos pueden ser
atribuidos a una causa equivocada.
Ahora bien, si
pudiéramos pensar desde las causas correctas nos moveríamos en la dirección de
un pensamiento más interior, el cual ve más.
En un efecto hay
muchas causas.
Cuando nos tomamos
como un solo ser, pensamos desde el efecto, desde la apariencia.
Cuando nos damos
cuenta que somos diferentes seres, empezamos a pensar desde el nivel de las
causas.
En suma, empezamos a
pensar más interiormente y así, en lugar de ver un solo ser, vemos muchos
seres.
El Trabajo nos
encamina por esa dirección.
PARTE III
Pero hay una clase de
pensar aun más interior y esto es pensar desde los fines.
El fin, la causa y el
efecto forman una triada.
El efecto no podría
existir sin la causa y la causa no podría existir sin el fin.
El fin es la causa de
la causa y así del efecto.
Esto es, el fin entra
en la causa y el efecto.
Una persona ve una
silla enfrente de ella.
¿Que ve esa persona?
Ve un efecto.
¿Cuál es su causa?
Sus causas efectivas
son muchas: el taller del ebanista, la madera, las herramientas, el carpintero.
¿Pero cuál es la
causa de la causa o de las causas?
La causa de la causa
es el fin, y el fin era tener algo conveniente para sentarse encima.
Puede parecerles a
ustedes que el fin es uno solo.
Las causas puestas en
movimiento por el fin son muchas (pero escogidas y simplificadas según la
inteligencia que obra).
El resultado o efecto
es nuevamente uno.
Por lo tanto pensar
desde los fines parecería estrechar el pensar.
Pero no ocurre así.
Cada fin es una
particularidad en el fin universal y el fin universal esta en cada
particularidad y así el fin es infinito.
Al llegar a ser
consciente de lo universal en el cenicero, Ouspensky se acercó al infinito y
sintió el peligro.
Si reflexionan que la
causa de cualquier cosa es todo, sentirán que se les escapa el punto de apoyo o
razón.
Sin embargo es verdad
que cualquier momento en el tiempo esta donde esta y debe estar.
Hay que dejar
expandir la conciencia para poder contemplarlo.
NOTA ADICIONAL.
Hemos de seguir
conectando las partes más interiores de los centros con acrecentamiento de
significado.
La mente puramente
formatoria usa las partes externas de los centros.
Por esta razón las
ideas del Trabajo siguen siendo estériles, esto es, no crecen ni se expanden en
su significado.
Y aquí tienen cabida
la cuestión de la valoración del Trabajo.
Las partes
emocionales de los centros ven mucho más que las partes motoras.
Las partes
intelectuales ven aun más y se conectan eventualmente con los Centros
Superiores que ven miriadas de cosas en lo que las partes externas ven una sola
cosa.
Pregunta: ¿Qué es el
Pensar Relativo desde el punto de vista del Trabajo?
Respuesta: Pone en
relación la particularidad con lo universal.
Llega a conocer la
parte en relación con el todo.
Esto es, no se puede
conocer una particularidad exactamente, a no ser que se conozca algo del todo,
del cual es parte, es decir, no se puede conocer exactamente la Tierra a menos
de conocer algo del Sistema Solar, la Galaxia, etc., y así del Universo mismo.
Pregunta: ¿Qué es más
universal —la Verdad o el hombre verídico?
Respuesta: La Verdad.
¿Cómo se puede saber que es un hombre verídico a no ser que se conozca algo
sobre la Verdad?
Maurice Nicoll
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