EL FIN LA CAUSA Y EL
EFECTO...
De acuerdo con la
formulación dada por El Trabajo Psicológico, entran tres fuerzas en cada
manifestación.
Una fuerza no puede
producir UNA MANIFESTACIÓN.
Tampoco lo pueden dos
fuerzas.
Solo tres fuerzas,
activa, pasiva y conectante, EN RELACIÓN una con otra, pueden lograrlo.
Tres fuerzas activas,
o tres fuerzas pasivas, o tres fuerzas conectantes o neutralizantes, no pueden
producir UNA MANIFESTACIÓN.
Lo que quiero decir
es que las tres fuerzas que crean LA MANIFESTACIÓN deben estar relacionadas
entre sí como activa, pasiva y conectante.
Lo interesante es
esta relación.
La misma fuerza PUEDE
SER activa en una triada, pasiva en otra, y neutralizante en una tercera
triada, segun como este interrelacionada con las otras dos fuerzas.
Esta formulación es
bastante clara.
Sin embargo, no la
entendemos claramente.
Aun cuando meditemos
a menudo sobre su significado, sigue siendo misteriosa porque, de hecho,
asciende al misterio de la Misma Trinidad primordial, que nunca fue comprendida
por hombre alguno con la mente sensual ni se conecto con sus limitados
sentidos.
No obstante, quedan
los escritos de quienes han contemplado durante un instante un poco de su
infinito significado, pero solo cuando de súbito LA MENTE SUPRA-SENSUAL SE
ABRE.
Esto es, lo que
llamamos la mente interior, a la cual nos hemos referido recientemente.
La mente exterior o
formatoria, la "tercera-fuerza-ciega", es obviamente un instrumento
inútil para este propósito.
Diré aquí, empero,
que, en lugar de afanarse laboriosamente con esa mente, esperando apoderarse de
la Trinidad por su medio, es preferible RECONOCER primero que estamos en
presencia de algo que está muy por encima de nosotros, y luego, con esta
EMOCIÓN, tratar de APREHENDER lo que podamos a nuestro nivel.
Hay muchas ideas
preliminares que tienen que ver con el misterio de las tres fuerzas que se
entienden hasta cierto punto y para las cuales se pueden hallar ejemplos
aproximados.
Empezare con esta
pregunta: ¿por qué dos hombres iguales, que al parecer hacen la misma cosa,
llegan a resultados tan diferentes?
La respuesta es que
sus fines son diferentes.
Digamos que el fin de
uno es el poder y el fin del otro es el uso.
Además supongamos que
van a emplear los mismos medios para llevar a efecto sus fines.
Es decir, irán a la
misma Universidad y escucharan a los mismos profesores y estudiaran en los
mismos libros.
Reparen en las tres
cosas implicadas —fin, medios y efecto—.
Ahora bien, esas tres
cosas se interpenetran la una con la otra.
La una está en la
otra.
El fin penetra en el
efecto y los medios penetran en el efecto y el efecto esta en relación con el
fin.
En lo concerniente a
la interpretación de los tres aspectos de la suprema Trinidad, Juan anota
muchos de los más profundos dichos de Cristo.
La calidad de su
Evangelio es totalmente distinta de la de los otros, y las gentes no lo leen
porque no es tanto una narración de hechos cuanto UNA RELACIÓN DEL MÁS ALTO
NIVEL.
Leído en una actitud
equivocada parece negativo y hasta reiterativo.
En realidad es EL MÁS
PODEROSO de todos los Evangelios.
Este Evangelio nos
hace ver por sí mismo, cuando se está pronto para ello, porque Juan era el
discípulo a quien más amaba Cristo.
Se refiere al Segundo
Choque Consciente que, de paso, nada tiene que ver con el amor físico.
Se refiere a las
relaciones de Cristo con Dios y con sus discípulos.
Regresemos al caso de
los dos hombres que estábamos imaginando.
La calidad de sus
fines no es similar.
En uno el amor a
gobernar, el amor al poder, el amor a las posiciones elevadas, etc.,
constituyen el fin al cual apunta.
Esto interpone los
medios que emplea y el logro del propósito, que es el resultado o efecto.
El fin esta en el
efecto y está en los medios.
Sin embargo los tres
son diferentes, pero están a tal punto asociados y se interpenetran de tal modo
que constituyen una sola unicidad de unidad.
Este hombre llega a
ser arzobispo: SU AMOR A GOBERNAR se ve ahora satisfecho.
En el caso del otro
hombre, su fin primordial es SER ÚTIL.
Empleando los mismos
medios que el otro, llega a ser un sacerdote en un distrito pobre donde es
indudable que lo quieren mucho.
No pienso ser
sentimental.
Ahora bien, los
resultados son tan diferentes porque LOS FINES primordiales eran tan
diferentes, aunque los medios eran los mismos.
Este ejemplo es
trivial, pero confronta a cada uno de ustedes con la pregunta de por qué hacen
El Trabajo Psicológico.
¿Cuál es su razón?
¿Cuál es su fin? ¿Solo trata de ser el primero? ¿Su fin es lograr poderes
sobrenaturales? ¿Tiene algo que ver con ello la envidia?
¿Su fin es renovar su
juventud —un fin no muy digno, diré yo?
Su propósito o fin
cambia, desde luego, a medida que comprende mejor El Trabajo.
Ya que implica su
“muerte psicológica”, tiene que ser así.
Hablo
psicológicamente.
Al principio quiere
más de esto o de aquello y hasta mucho más.
Más tarde quiere
menos y menos de esto y de aquello.
Todo se invierte —o
debiera hacerlo.
Quiere LIBRARSE de
cosas que observa en sí mismo.
Desea vender montones
de cosas que creía bellas, y comprar una cosa.
Estar en posesión de
lo real sería maravilloso.
Claro está, si está
trabajando bajo la influencia de un fin malo, como el arzobispo que hemos
imaginado y que apuntaba a mandar, usted, a solas, segun sí mismo, no desea
comprar cosa alguna, ni en verdad librarse de nada si no lo puede hacer en
público.
El público no es el
fin correcto.
Aun así, cabe la
posibilidad de trabajar desde un mal lugar durante mucho tiempo y luego de
repente SE HACE LA LUZ y se ve lo que estaba haciendo y se lo reconoce en
secreto y entonces todo ocupa el lugar que le corresponde.
Luego, su trabajo no
depende de nadie sino de usted mismo y usted posee fortaleza interior en vez de
debilidad.
Cuando se alcanza esa
etapa —y puede suceder— ya no le pueden robar más.
Este es uno de los
significados de poner el tesoro en un mal lugar y en un buen lugar.
Los lugares buenos y
los malos están en usted.
Un fin malo significa
un mal lugar.
El Trabajo puesto en
un mal lugar en usted puede ser destrozado o robado.
El versículo que se
refiere a este particular es el siguiente:
"No os hagáis
tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones
minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín
corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan" (Mateo, VI, 19-20).
Tal vez le cueste
imaginarse cuán difícil es hacer algo en el Trabajo desde un motivo
absolutamente puro y evitar hacer una cosa "para ser visto por los
hombres".
En lo que respecta al
significado de tierra y cielo en el dicho más arriba, esta expresión se utiliza
a menudo para aquello que está en un nivel más bajo y para lo que está en un
nivel más alto.
Ya sabemos que lo más
bajo y lo más alto corresponden a lo externo y lo interno.
Lo inferior es
externo a lo superior y lo superior es interno a ello.
Hacerse tesoros en el
cielo significa por lo tanto comprender el trabajo con la mente interior porque
tal comprensión no nos puede ser quitada y no depende de nada externo tal como
el aliento o la alabanza.
Pero lo hemos visto
en los comentarios anteriores al encarar esta cuestión desde otros ángulos.
Maurice Nicoll
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